Txt Mijal Iastrebner @mijebner / Php Ezequiel Sambresqui
“Lo que domina nuestra programación y estilo es una palabra: Democracia”. El que se anima a semejante definición es Ricardo Jarne, director actual y desde hace dos años del centro cultural creado en 1988 por la Embajada de España. “Creo que nosotros tenemos una cosa muy buena, al ser un país extranjero no estamos metidos en los condicionantes políticos que la Argentina está viviendo y por esta casa pasan todos. Hay una cuestión que yo tengo clara y es esa máxima de que tú puedas opinar aunque no esté de acuerdo contigo. Entonces, aquí el abanico es amplio para dar lugar a los de Cristina, a los de Macri, a un socialista. Lo que aquí nunca entrará será un racista, un xenófobo”, dice casi susurrando pero desde el estómago.
El CCEBA ofrece actividades de lo más diversas: charlas, talleres, convocatorias, muestras interdisciplinarias, shows de música en vivo, entre otras tantas. Los lineamientos de programación son dos y son claros: En primer lugar, ofertar algo diferente a lo que otros espacios hacen y, en segundo lugar, colaborar con las iniciativas de otras instituciones. “Nosotros nunca trabajamos solos porque tenemos una base que es la de la cooperación cultural”, cuenta Ricardo.
“Ese concepto de centro cultural que pone sus cuadros, organiza sus seminarios, no. A mi no me gusta hacer un producto de lo mismo para los mismos, crear clubs. El club establece normas y cuando tú generas normas generas exclusiones a los que no las comparten”, sostiene y explica que es por eso que busca el cambio constantemente: “Cuando esto se convierta en un lugar donde yo siempre vea a la misma gente, ¡fuera!, debo hacer algo para romper”.
Otro de los ejes que sigue la grilla es el de Gazpacho, la revista del centro cultural que propone una temática por número y la abarca desde diversos ángulos. Ese concepto de turno (derechos humanos, género, industrias creativas) luego se encausa en el hilo conductor de las actividades. Ricardo no concibe un centro cultural sin revista, se autodefine como un “revistero total” y, para determinar qué hará, se para delante del puesto de diarios y se pregunta qué falta. En este caso se respondió: “Una revista que hable de los temas de la cooperación cultural con una imagen híper-fresca, vanguardista, y con mucha gente diversa opinando”.Si bien el objetivo es introducir nuevos elementos al debate cultural, indagarlos y tratar de romper con lo establecido, Ricardo asegura que lo que se busca es una transgresión positiva: “No trasgredimos por trasgredir. Nosotros buscamos que tenga un efecto y que genere mensajes para que la sociedad mejore”.
Pero el CCEBA no se conformó con sus logros y se propuso crear el Gran Centro de Producción de Vanguardia Iberoamericana para convertirse en el archivo de arte contemporáneo más grande de América Latina. Ricardo se detiene en un concepto muy preciso para destacar la importancia de la iniciativa: “Es muy alucinante que nosotros sepamos lo que está pasando en París y no sepamos lo que pasa en La Paz o en Ecuador”.
Como la sede de Florida les quedaba chica para tamaño proyecto, se intentó instalarla en San Telmo y finalmente chocaron con la penosa realidad. “El lugar ahora está ocupado y hasta que no se solucione el tema de los ocupas, nosotros no podemos hacer más nada que esperar porque es un conflicto argentino. El tema está peligrando seriamente nuestro centro cultural”, cuenta y, ante los recientes rumores de su renuncia, revela: “Estoy triste. Si ésta situación durara mucho nos tendremos que ir a Bogotá o a otro lugar”.
Queda claro que, a pesar de los obstáculos, el CCEBA piensa en grande y no pretende limitarse a difundir su propia cultura en un país extranjero sino que verdaderamente contribuye artística y culturalmente con la Ciudad. Desde un lugar curioso e inquieto, esta institución es sinónimo de expresión, reflexión, oportunidad, novedad y, por sobre todas las cosas, calidad.
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